Dennisse, Profesora, Miss o Super Dennisse. De cualquier forma, la manera de llamar a la joven Dennisse Toala Pérez encierra cariño y gratitud por su iniciativa de dar clases a niños de la cooperativa Realidad de Dios, situada en una loma de Monte Sinaí, lindante con terreno agreste, pero con puntos aprovechados como maizales.Ella tiene 16 años y lleva cinco semanas ayudando a estudiar a escolares que difícilmente podrían acceder a la educación virtual por carecer de dispositivos electrónicos.Así lo reconoce Keyla Orozco, quien hace tres años vive en Realidad de Dios. “No tenemos celulares en la casa y mi esposo está sin trabajo”, comenta al mediodía del viernes 12, mientras se mece en un columpio armado de palos, piola y llantas; a la vez que vigila que dos hijas trabajen bajo las directrices de la joven profesora, una colegiala de 16 años.Dennisse Toala Pérez estudia en el plantel Teodoro Alvarado Oleas y aspira al bachillerato internacional. Tiene en su prima Jenny Pérez Calderón, de su misma edad, una ayudante para lidiar con 30 alumnos, de entre 5 y 12 años.Bajo un árbol, en una cancha de tierra utilizada para jugar vóley, provista de bancas de madera y de mesas plásticas, Dennisse ayuda a estudiar al grupo, que ahora cuenta con textos y demás material didáctico proporcionado por el Municipio de Guayaquil, como incentivo a la iniciativa social.La profesora recibió una tablet. “Quiero seguir todo el año lectivo”, dice con seguridad la joven, remarcando su compromiso, pero a la vez reconociendo que necesita capacitación docente. Menciona que hay contenidos en los que podría incurrir en una metodología no adecuada para explicarla a sus alumnos.Alexandra Cortez, de la organización Hogar de Cristo, comenta que Dennisse ha venido trabajando con ellos en distintos proyectos sociales, que cuando la adolescente se mudó a Realidad de Dios, hace pocos meses, ayudó con sus tareas a dos niñas de su familia y que fue cuando otros niños se unieron al estudio. De un grupo de 19 se volvieron 30.No obstante, a Dennisse y a Cortez le preocupa que muchos niños en ese sector del noroeste de Guayaquil supuestamente no accedan a la educación virtual por falta de dispositivos electrónicos o los recursos económicos para mantener el servicio mensual de internet.“Aquí no más en la otra cuadra hay dos familias que viven en una casa, y tienen dos celulares para seis niños, cómo hacen ellos”, menciona Cortez y asegura que la iniciativa de Dennisse estaría por replicarse en otras zonas de Realidad de Dios y de otras cooperativas.La servidora de Hogar de Cristo comenta que otras instituciones donaron antes insumos escolares, que buscan que otros jóvenes ayuden a Dennisse a dictar clases, ya que ella también debe cumplir con sus tareas de colegiatura.La novel profesora menciona que en un sondeo determinaron que habría 1200 niños en situación inestable respecto a su proceso educativo. Aspira a que cambie ese escenario, que de su parte seguirá prestando apoyo a su vecindario.Debido a la pandemia del coronavirus están suspendidas las actividades escolares presenciales, incluso establecimientos particulares han cerrado sus puertas por déficit económico y han despedido personal, como en otras instituciones en general.Aurelio Bueno, habitante de Realidad de Dios, agradece el apoyo de sus cuñados por la provisión de internet y de una computadora para sus hijas, que han permitido que ellas sigan su educación de manera virtual. “Algún momento tendré que pagarles”, comenta el hombre, papá de alumnos adolescentes y con 10 años de residencia en la cooperativa Realidad de Dios.Él ayuda con la logística de las clases. Guarda las bancas y mesas para que no se pierdan de un día para otro en aquella loma de Monte Sinaí.El miércoles 10, personal municipal llevó las ayudas para Dennisse y sus alumnos. Las clases empiezan a las 13:00, ya no en las mañanas por las actividades de colegiatura que debe cumplir la profesora, que aún no decide su profesionalización. No descarta dedicarse a la docencia. <strong>(I)</strong>