“Si jeunesse savait, si viliesse pouvait”, esta es una frase atribuido al humanista francés Henri Estienne en el siglo XVI y que en español se traduce “si la juventud supiese, la vejez pudiese”, han pasado cinco siglos y aun no logramos entender el mensaje que tiene que ver sobre la desconexión entre experiencia y capacidad que a menudo existe entre generaciones, y es que los jóvenes no alcanzan a entender que la educación es vital para su desarrollo, que así como el alimento nutre el cuerpo, los libros nutren el cerebro y espíritu y que el cuerpo puede destruirse, pero un cerebro y espíritu bien alimentados no se destruyen jamás y será lo que le sirva de sostén cuando las fuerzas sean débiles y lo mantengan en los niveles de respeto y consideración que su sabiduría merece. Existen personas que de adultos quieren dedicarse al comercio, emprender algo, sin embargo, pronto habrán perdido el dinero, pues nada saben de ser comerciantes. Y es que serlo no solo es tener dinero para invertir en un negocio, implica también el conocimiento científico y técnico de cómo se desenvuelve el comercio, que, a parte de los ingredientes de responsabilidad y sacrificio requiere un poco de sagacidad y clarividencia muy propias de aquellos comerciantes exitosos.

El emprendimiento significa no solo empezar algo sino también identificar nuevas oportunidades, desarrollar productos o servicios que generen valor para la sociedad y el mercado, y para ello se necesita no solo la iniciativa en algo sino también una férrea voluntad o deseo de hacer un producto único y bien hecho, entender lo que es la responsabilidad en el cumplimiento de la obra y perseverancia para tener firmeza ante los tropiezos o frustración en los resultados iniciales negativos. Visto así el emprendimiento se queda corto y sin bases sólidas si no se une la gestión, que tiene que ver con la dirección, planificación, organización y control de los recursos (humanos, económicos, etc.) para alcanzar los objetivos del emprendimiento de manera eficiente.

Es para todos de mucha alegría saber que el Producto Interno Bruto del país este año tendrá un crecimiento de 3,2 %, según el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, esa cifra puede duplicarse o triplicarse siempre y cuando el futuro del país se planifique de manera seria y responsable, esto es educando debidamente al estudiante, y comenzar a plasmarlo en las escuelas, hacerlo suyo en el colegio y practicarlo en las universidades, por lo tanto el aprendizaje debe ser pragmático, las matemáticas deben ser específicas (para ello debe hacerse talleres prácticos de negocios, aunque sea de bombones, galletas y caramelos), cuánto compré, cuánto gasté y cuánto me quedó de utilidad, a fin de que el estudiante se enfoque en datos concretos, se lo incline hacia la consecución de resultados, encuentre la manera de conseguir aumentar el capital y evite riesgos o costos innecesarios. Los estudiantes al terminar la secundaria hacen un proyecto y cuando terminan la universidad desarrollan una tesis que solo les sirve para conseguir un título, creo que aquí el Gobierno a través del Ministerio de Educación y el Consejo de Educación Superior debería poner énfasis y otorgar las ayudas económicas necesarias para la puesta en práctica del mejor proyecto o tesis desarrollada en cada carrera de colegio o universidad y obtendría mejores resultados que entregando incentivos a un neófito en materia de comercio. Hay un adagio chino atribuido a Confucio que dice “dale un pescado a un hombre y lo alimentarás por un día, enséñale a pescar y lo alimentaras toda la vida”. No es dando dinero a través de incentivos o bonos a alguien que tuvo una buena idea, pero que carece del conocimiento o la experiencia necesaria para llevarla a cabo, el resultado negativo es predecible, el fracaso es inminente, eso es poner el dinero en saco roto. (O)

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Enrique Aníbal Chalén Escalante, ingeniero comercial, Guayaquil.