Señor director, estimados todos, por medio de la presente quiero manifestar lo mal que me siento. He vivido en este cantón desde hace más de 25 años, e incluso en la actualidad me considero samborondeño por opción. Con esto no quiero decir que no quiero a mi ciudad natal, Guayaquil, o al resto del país; sin embargo, escucho diariamente por ciertos medios de comunicación a algunas personas que no hacen otra cosa más que criticar al alcalde de nuestro cantón. Y no en defensa de él, sino de la justicia, digo y pregunto a las damas y caballeros si cuando van a Nueva York y visitan Manhattan no tienen los mismos inconvenientes de tráfico, o en Miami, Bogotá, Santiago, Buenos Aires, Río de Janeiro, ¿ah? Entiendo que allá no se ponen de mal humor, porque están en el extranjero y ahí sí pueden aguantar y esperar con tranquilidad. Los que tenemos la suerte de vivir en el cantón Samborondón, parroquia La Puntilla, debemos considerarnos personas privilegiadas y agradecer que hemos tenido por más de 40 años a un presidente de consejo y alcaldes a los que se puede llamar señores. ¿Qué habría sido de nuestro Samborondón, La Puntilla, si no hubieran estado estos señores, estos caballeros de apellido Yúnez? Ellos con amor, dedicación y trabajo por este cantón han hecho de él un lugar de mayor plusvalía y seguridad en el Ecuador. Por supuesto, acompañado de los mejores restaurantes y sitios de diversión con los mejores clubes no solo del Ecuador sino de Sudamérica y el mundo. ¡Qué lástima que solo sabemos criticar! (O)
José Solines Aguayo, abogado, Samborondón


















