Las últimas encuestas confirman un cambio en el clima político chileno. El desgaste del gobierno de Gabriel Boric, la prioridad ciudadana por la seguridad y la huella del plebiscito constitucional de 2022 explican por qué la oposición llega con ventaja a pocas horas de la elección presidencial. La oficialista Jeannette Jara lidera la intención de voto, pero sin la fuerza suficiente para ganar en segunda vuelta, según expertos. A tal punto de que ella ha dicho que dejaría el Partido Comunista si gana las elecciones, ya que su deseo es gobernar “para todos los chilenos y no para cuestiones partidarias”.

El sondeo de la encuestadora Cadem le asigna a Jara un 26 %, seguida de José Antonio Kast con 22 % y por un grupo opositor fragmentado (Evelyn Matthei, Johannes Kaiser y Franco Parisi), que oscila entre el 10 % y el 15 %. Según Criteria Research (31/octubre),

las cifras son: Jara 27 %, Kast 23 % y Kaiser 15 %. Así, en todos los escenarios de segunda vuelta, Kast, Kaiser o Matthei superarían a Jara.

Esa tendencia tendría una explicación directa en la evaluación del actual gobierno. Boric tiene una aprobación de apenas 31 % y la desaprobación del 64 %, y según la misma Cadem, la gestión del actual presidente pesa como un lastre electoral. Los ciudadanos priorizan hoy la seguridad (están “extremadamente atemorizados”, según BBC News, por el aumento de la delincuencia y la presencia de organizaciones criminales), la inmigración y la situación económica, temas en los que el Ejecutivo no ha logrado exhibir resultados.

Para los chilenos, donde antes predominaba la discusión sobre la nueva constitución, hoy se clama por orden.

El plebiscito de 2022, cuando un 62 % de los votantes rechazó la propuesta constitucional, marcó un punto de inflexión. La negativa no fue solo a un texto determinado, sino a una sensación de inestabilidad y radicalidad (por contenidos que incluían la plurinacionalidad del Estado, la consagración de los derechos de la naturaleza, un sistema judicial paralelo para pueblos originarios y un modelo de representación considerado excesivamente fragmentado). En estos días, el electorado chileno se muestra menos receptivo a los discursos refundacionales y busca más la eficacia y la gobernabilidad.

En ese contexto los candidatos de derecha han encontrado terreno fértil para generar preferencias, con mensajes de control y firmeza, que conectan con un estado de ánimo ciudadano que privilegia la seguridad por sobre la promesa de transformaciones profundas. No se trata solamente de ideología, sino de un pragmatismo ciudadano para afrontar la incertidumbre.

La oficialista Jara conserva apoyo significativo dentro del progresismo y del Gobierno, pero debe superar el techo de los fieles electores. Sin duda, necesita alejarse parcialmente del gobierno y acercarse al votante moderado, decepcionado por las promesas incumplidas.

Si las tendencias de las encuestas se mantienen, la segunda vuelta podría asegurar un cambio de ciclo político en Chile. La misma mayoría que en el 2022 rechazó una nueva Constitución podría, esta vez, optar por rechazar la continuidad del gobierno. (O)