Los acuerdos comerciales con la Unión Europea (UE), China y Corea del Sur aseguraron el acceso arancelario a esos mercados para las exportaciones ecuatorianas, pero el trabajo no ha terminado. La eficacia de un TLC en un país dolarizado se mide en la velocidad con que se superen las barreras no arancelarias. Y, en nuestro caso, la traba pasó de la falta de acuerdos a la falta de fluidez en la relación entre entidades regulatorias de países y/o bloques firmantes. Los acuerdos con China y Corea del Sur han movido el desafío a los protocolos sanitarios y de calidad, mientras que la UE y el Reino Unido exigen una gobernanza de la sostenibilidad que no hemos estandarizado internamente.

El potencial de crecimiento, estimado en cientos de millones de dólares, necesita el reconocimiento de equivalencia de nuestras certificaciones en Pekín o Seúl, y certificar el origen sostenible requerido en Bruselas. Para esto, el Estado debería intentar una estrategia de facilitación y certificación, basada en tres pilares:

Primero, contar en el MPCEIP con una Unidad de Gestión de Protocolos Críticos (UGPC), que acelere las certificaciones sanitarias. Luego, invertir en acreditar laboratorios nacionales (bajo la norma ISO 17025) para que los certificados ecuatorianos sean automáticamente reconocidos por las agencias sanitarias chinas y coreanas. Esto es especialmente necesario para comestibles frescos, de peso muy fuerte en nuestra oferta exportadora. Además, se requiere el intercambio electrónico de certificados (e-Phyto/e-Sanitary) con estos socios, reduciendo el riesgo de rechazo en puerto y el tiempo de cuarentena.

Además, la estandarización de la sostenibilidad contrarresta las barreras no arancelarias sofisticadas de Europa. Se debe establecer un Sello Ecuador: Cero Deforestación y Trazabilidad Garantizada, validado por el MPCEIP, que unifique los requisitos de sostenibilidad de la UE. Una sola auditoría interna permitiría a los productores agropecuarios acceder a la vía rápida de certificación europea, reduciendo costos y garantizando el cumplimiento. Al digitalizar la gestión de las Reglas de Origen en la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE), se reduciría el costo de cumplimiento, especialmente en sectores con alto contenido importado, como textiles.

Finalmente, la VUCE debe evolucionar de ser un portal de trámites a servir como un hub donde interoperen las entidades participantes. En este, se deben integrar los sistemas aduaneros y sanitarios de Ecuador con los de sus vecinos regionales (Chile y Colombia) para eliminar la duplicidad de registros sanitarios y aduaneros. El flujo comercial sería “sin contacto” y sin documentación redundante, haciendo de Ecuador un socio comercial confiable y de bajos costos logísticos.

Que el éxito de corto plazo de la política comercial ecuatoriana sea ejecutar con excelencia los acuerdos ya existentes. Que la prioridad sea movilizar la inversión pública y privada hacia la infraestructura de calidad (laboratorios, sistemas de trazabilidad) y la integración digital de sus instituciones, convirtiendo la gestión técnica en ventaja comparativa del país. (O)