Lo esencial: desearles una excelente Navidad y un muy buen 2026. Como siempre la vida nos ofrecerá oportunidades y nos regará el camino de desafíos y problemas, y deberemos tener satisfacción y agradecimiento de aprovechar las primeras y manejar las otras con sabiduría y paciencia. Y así caminaremos con la certeza de que algunos resultados provienen directamente de nuestro esfuerzo, y otros de los azares de la vida o, según nuestras creencias, de lo que Dios ha sembrado para cada uno.

Tema económico de la semana: aumento del salario básico en 12 dólares, alrededor del 3 %, es poco y es demasiado, como decía el sábado anterior, no debería aumentar en nada. Evaluemos la lógica. La gente que entra al mercado laboral está dividida en dos grupos: los que tienen baja calificación formativa (la mayoría) y los que sí la tienen más elevada. Centrémonos en los primeros. Quien los contrata debe evaluar su productividad (cuánto valor genera en cada mes de trabajo) que es baja por su nivel profesional, y compararla con el costo de formarles más el salario básico que en 2026 será de $ 482 más los décimos ($ 562) y si agregamos el aporte del empleador a la seguridad social y a partir del segundo año el fondo de reserva supera los $ 650. Para las empresas pequeñas (la mayoría y las que más empleo, pero no valor, generan) hay un desbalance absoluto, no pueden pagar ese costo. Resultado: no contratan o contratan poco, por eso apenas 35 % de la PEA tiene un empleo adecuado (al menos 40 horas semanales y al menos el básico). Y si además la economía crece poco, ni siquiera hay el incentivo de que “si aumentan las ventas, capaz sí tengo el flujo para pagar ese salario”. Tenemos entonces una cohorte importante de gente que no encuentra empleo y sale a buscar lo que buenamente puede, que es el sector informal, donde, en promedio, son menores tanto el salario como el número de horas. Según diversos estudios, esto es muy claro: el promedio salarial es de $ 760 en el sector formal, de $ 300 en el informal, con un promedio total de $ 430. Como usted comprenderá por simple sentido común, es un absurdo que el salario básico esté por encima del promedio, cuando debería estar un 30 o 40 % por debajo (por eso se llama básico).

¿Qué podemos hacer? Uno, tener un salario básico más bajo, al menos para los nuevos entrantes al mercado laboral con baja calificación (generalmente jóvenes, que sino buscan alternativas peligrosas e ilegales): tendrían sin duda un ingreso más bajo, pero a lo cual deben sumar la ganancia en experiencia y formación, lo cual les permite mirar un mejor futuro (esto tiene mucho más sentido que las ventajas tributarias que los Gobiernos otorgan por contratar jóvenes). Dos, empatar mejor los planes de las empresas con las necesidades de los trabajadores: adecuar horarios, horas extras, costo de despidos, etc. Tres, tenerun plan de formación que mejore la transición entre empleos que es mucho más sano que intentar proteger o favorecer los empleos adecuados existentes, vía altos salarios y normativas inflexibles. Cuatro, obviamente entrar en diversas reformas que permitan a la economía crecer el doble de lo actual... ¿Suena todo esto muy “estricto”? Quizás, pero es mejor para todos. (O)