Estamos atrapados en mirar solo a corto plazo, a saltar el charco, a no tener un sendero claro. Y hay muchas decisiones, más o menos recientes, que van en ese sentido. Sin duda saltar el charco también es necesario para no dejarse llevar por la corriente, pero hay más que hacer.
Ejemplos de cómo estamos intentando lo mínimo… ¡y a veces de manera peligrosa!
Uno. Las finanzas públicas están en muy mal estado, por eso en los últimos dos años se eliminó el subsidio a la gasolina y luego al diésel, lo que representa cerca de 2 mil millones de dólares en años “normales”. Muy bien, era un subsidio perverso. Y subió el IVA con lo cual se llega a los $ 3.500 millones. ¿Resultado? Sorprendente, el déficit público sigue alrededor de los 4 mil millones de dólares. El dinero aparentemente acaba en un saco roto, esto ya se asemeja a varios equipos de fútbol que desesperadamente cada semana deben encontrar fondos por aquí o por allá, pero la semana siguiente se reinicia el baile.
Dos. Y entonces los gobiernos cada año se inventan algo nuevo, en 2025 fue el impuesto a las utilidades no repartidas, un absurdo porque esa es la base del ahorro y la inversión de las empresas. ¿Cuál será el invento de próximos años? Mientras tanto nos seguimos endeudando, y lo más absurdo, a ritmos insostenibles, incluso endeudándonos para pagar intereses. Eso solo genera círculos viciosos que nunca paran.
Tres. El sistema de jubilación ya lo sabemos, camina hacia una quiebra progresiva (ojo, la palabra progresiva es importante). ¿Cuál fue nuestra última “gran” decisión legal? Otorgarle al Biess la opción de endeudarse. Es absurdo, porque si sus finanzas estimado lector van a la quiebra, el peor consejo que pueden darle es: endéudese para salir adelante. El único consejo válido sería: ponga seriamente orden en casa, priorizando gastos y bajándolos hacia un nivel manejable. Ese sin duda debe ser el objetivo estatal.
Cuatro. En próximos días se incrementará el salario básico, quizás se acerque a los $ 500 mensuales que agregando décimos y fondo de reserva alcanzará los $ 650. Disculpen lo diga claramente: no debería aumentar. Nada. ¿Digo esto porque soy mala persona? Creo que no, es porque si la economía tiene baja productividad (producimos poco en promedio en cada hora de trabajo) no hay suficiente que repartir, y ciertamente $ 650 mensuales es excesivo: ejemplo, las empresas pequeñas no pueden ni invertir ni crecer ni crear empleos. ¿Quién gana? El 25/30 % de personas que están alrededor del básico. ¿Quién pierde? Todos los que no pueden ser contratados en esos niveles, van a la informalidad y ahí ganan mucho menos.
Cinco. Como el Gobierno necesita financiarse, ha elevado hacia el 45 % el encaje obligatorio de los bancos y cooperativas, que debe ir a la compra de papeles de deuda del Gobierno. Ese es siempre el problema: cuando usted en su empresa o en su trabajo quiere cobrar un precio más alto o recibir un sueldo más elevado, debe merecerlo ofreciendo más calidad o aumentando su esfuerzo. En cambio el Gobierno solo saca una nueva ley o regulación, y así obliga a entregarle fondos (impuestos o deuda) y no tiene ningún incentivo para mejorar... ¡Desgraciadamente seguimos saltando el charco sin enfrentar los temas de fondo! (O)













