Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. A pesar de la lucha por la equidad y el respeto a los derechos de las mujeres, la violencia sigue siendo una grave problemática.
Según datos de la Fiscalía General del Estado, entre el 1 de enero y el 16 de noviembre de 2025 se han registrado 678 femicidios en Ecuador, cifra que superó por más del 23 % a la de 2024. En los últimos diez años la estadística suma 3.453 víctimas.
Organizaciones no gubernamentales, sin fines de lucro, están dedicadas a la defensa de los derechos de las mujeres y también manejan estadísticas. Una de ellas es el Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), que registra 349 casos de muertes violentas de mujeres este año. Detalla: 112 femicidios íntimos/sexuales; 224 casos en contextos de sistemas criminales; 13 transfemicidios, esto es, el crimen contra mujer transgénero. Esto se traduce en un hecho violento cada 21 horas y 48 minutos.
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Hace siete años está vigente la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, la cual incluye medidas de prevención, atención y reparación. También hay entes que se enfocan en intentar rescatarlas a tiempo de la violencia o apoyar a los hijos de las víctimas mortales.
Los paliativos no son suficientes. Evidentemente, hay fallas sociales estructurales que requieren un trabajo integral: Estado y familia.
La formación eviolmocional, afectiva y ética de las personas es clave, un menor que crece siendo espectador de la violencia (dentro de su familia o entorno, sea barrio o incluso videos) corre el riesgo de replicarla. En la escuela, además del hogar, hay un espacio de lucha contra la violencia; el apoyo psicológico en los centros médicos y planteles también es necesario. Y desde la justicia, la celeridad y transparencia es crucial para evitar muertes, así como para acabar con la impunidad de los femicidios. (O)





















