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Recordar a nuestros héroes deportivos ofrece matices, perspectiva y una visión más humana del deporte. Sin memoria no hay gratitud.
Goles de Simón Cañarte, Enrique Cantos y Sigifredo Chuchuca, en un 3-2 sobre Emelec, aseguraron en 1955 la corona torera.
Hay un afán de destruir a Jorge Delgado y Jefferson Pérez. El COI avaló la limpieza de su elección. Hay 20 federaciones intervenidas.
Enseñar la historia del deporte forma personas más conscientes, deportistas más comprometidos y sociedades agradecidas con su legado.
La buena campaña de Liga en la Libertadores volvió a atizar el fuego regionalista, que vio la oportunidad de agredir a Barcelona SC.
Barcelona y Emelec son una calamidad. Hoy miramos, con sana envidia, cómo Liga tiene pie y medio en la final de la Libertadores.
La FEF insiste en sostener un proceso sin exigir cambios reales. No falta talento, pero sí sobra conformismo y escasea liderazgo.
No es cierto que solo hoy exportamos futbolistas. En los años 40 salieron al menos 30 ecuatorianos a grandes clubes de Sudamérica.
El fútbol porteño perdió hace rato influencia en canchas y en mesas directivas, en contraste con el de Quito ¿Barcelona y Emelec? Nada.
Las luchadoras ecuatorianas ganaron preseas en Zagreb, pero sufrieron varios malos ratos por terribles 'olvidos' del Mindeportes.
Es un orgullo haber recibido cinco goles en 18 fechas. Pero adelante solo nos queda Enner Valencia. Todo lo demás es mentira y sueño.
Ante el genial Garrincha, que vino en 1954 con Botafogo, Carlos Serrado, zaguero de Valdez, tuvo el duelo más complicado de su vida.
Kenny Castro, notable periodista, autor de la obra, cubrió en el 2000 el triunfo inolvidable sobre Gran Bretaña en Wimbledon, por Copa Davis.
Guayaquil es un desierto deportivo. Norteamérica, antiguo rival de Barcelona en popularidad, juega en Cotopaxi y Nueve se fue a Cañar.
La natación y el boxeo no pueden competir fuera del país por 'olvidos' del ministro del Deporte, que fue a Paraguay a intrigar contra el COE.
Conmebol no ha dicho nada del pedido de la familia del ‘crack’. La FEF, lisonjera con Alejandro Domínguez, también calla. ¿Debe intervenir el Gobierno?
Era noble y respetuoso con sus adversarios: no escupió a nadie, no insultó ni desafió a los árbitros, no fingió lesiones y tenía una calidad insuperable.
Un lujo en el plano directivo, quien, entre otros méritos, fue el renovador del fútbol ecuatoriano en los últimos 40 años.
El propósito de apoderarse del COE no es nuevo. Viene maquinándose desde que perdieron las elecciones.
Nos vimos mucho en Nueva York, donde dirigía un campo de voleibol y frecuentaba la esquina más deportiva del Bronx.