Hasta con Italia… Porque si la patria del catenaccio gana su serie en el repechaje europeo aterrizará en el grupo B, junto a Suiza, Catar y Canadá. Un helado de chocolate. La única que quedó con cara seria fue Francia. Compartirá cuarteto con Senegal (ya sabe lo que es ganarle a Francia) y el cuco del Mundial: Noruega.
Más allá de cualquier especulación y más acá de copones, bombos y papelitos, fue un sorteo sencillo y breve. Rodeado por demasiada parafernalia mediática, exageradísimo glamour para sacar 48 nombres. Mucho traje de diez mil euros; pero, bueno, son los tiempos modernos. En el primer mundial, Uruguay 1930, la distribución de las selecciones fue un mero acto administrativo con quizá ocho o diez personas alrededor de una mesa de roble oscuro en la Asociación Uruguaya de Fútbol. Se escribieron a mano unos papelitos con el nombre de los equipos, se los dobló en cuatro para que no se viera el contenido y se los introdujo en un viejo trofeo ganado por la Celeste; de allí fueron extrayendo los integrantes de cada zona. Tal vez se sirvió un café a los presentes. Eso fue todo. Ahora, algunos miles de personas de todo el mundo viajaron a Estados Unidos y se exigió triple acreditación a los medios: una para asistir al Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, una segunda para entrar al salón donde tuvo lugar el acto en sí y una tercera para entrevistar a un personaje determinado, técnico, dirigente, leyenda. FIFA ha hecho de cada sorteo, lanzamiento o inauguración un suceso muy apetecible para la televisión. Y factura fortunas por ello. A sus patrocinadores y a los medios con derechos de TV.

A los futboleros nos gusta más lo deportivo que el show business, la tradición y la sobriedad por sobre la pompa desmedida, pero en tanto Gianni Infantino presida la FIFA deberemos acostumbrarnos a este desborde de ostentación y lujo. Falta que el día de la final los jugadores bajen en helicóptero al centro del campo. Y que el helicóptero esté piloteado por Leonardo Di Caprio. Y que Shakira se lance en paracaídas mientras Donald Trump la espera en un convertible con carrocería de oro. Aparte, cada vez es mayor el evento y menos lo que se sortea. Está todo bastante predireccionado. Distinto era en el pasado. Ejemplo: en 1978 se designaron cuatro cabezas de serie, Argentina en calidad de anfitrión, Alemania Federal como vigente campeón y Brasil e Italia por ser los de mayor cantidad de títulos. Simple. Todo lo demás iba al bolillero. Así fue que le tocó al dueño de casa un grupo terrible: la Francia de Platini, la Italia de Paolo Rossi y la última Hungría buena, la de Nyilasy, Nagy, Toth, Torocsik. Tres europeos. Y fuertes.
Aparte, haber elevado el número de participantes a 48 subió también a 12 la cantidad de grupos. Y hay tantas restricciones que es muy raro que se encuentren tres potentes. Una es que no se puede juntar a dos selecciones de un mismo continente, excepto cuatro grupos que tendrán dos europeos, dado que clasifican 16 del Viejo Continente y esos cuatro que sobran hay que repartirlos.
Por eso, casi nadie salió demasiado preocupado con su suerte. Es que clasifican 32 a dieciseisavos de final: primero y segundo de cada bloque más los 8 mejores terceros. Para que quede eliminado en primera fase uno de los grandes, como le pasó a Alemania en las dos ediciones anteriores, debería ocurrirle una catástrofe tipo Titanic. Suponiendo: España debería salir último detrás de Uruguay, Arabia Saudita y Cabo Verde para volverse a casa de inicio. Imposible. No obstante, es importantísimo ganar el grupo, para tomar una ruta más accesible y también para eludir viajes desgastantes.
Brasil salió satisfecho: jugará con Marruecos, Escocia y Haití, como para ir afinando motores. Muy posiblemente Brasil crezca de la mano de Ancelotti y del pie izquierdo de un chico que promete cosas grandes: Estevão. Los medios argentinos celebraron la suerte de la Albiceleste de Lionel Scaloni. Compartirá rancho con Austria, Argelia y Jordania. Los tres locales no se pueden quejar: México va con Sudáfrica, Corea del Sur y el ganador del repechaje europeo D (tal vez Irlanda o Dinamarca). Canadá está junto a Suiza, Catar y el repechaje europeo D, cuyo favorito es Italia. Y Estados Unidos recibirá en su casa a Paraguay, Australia y UEFA C (¿Turquía…?).

Se sabía de antemano que, donde cayera Noruega, ese era el grupo de la muerte. Y así fue: es el que integran Francia, Noruega y Senegal. La cara de póker de Didier Deschamps, técnico galo, decía claramente que el bolillero le cayó mal al hígado. Noruega, con Haaland y Sorloth, sus tanques goleadores, es una fuerza aluvional. Y Odegaard desde atrás surtiéndolos de bolas con ventaja. Más el factótum de este estilo tan agresivo: el entrenador Ståle Solbakken, que los hace atacar como salvajes. Todos le temen a Noruega. Puede ser la sensación del torneo. A su vez, Senegal ganó invicto su clasificación al Mundial y tiene 22 profesionales actuando en Europa.
Bolivia estará pensando si no es mejor perder la repesca y mirarlo en casa tranquilo por televisión, tomando café con bizcochos. Si vence en el purgatorio de la repesca a Surinam e Irak, entrará en el cuadro con Francia y Noruega. Y podría ser masacrado. Incluso con Senegal sufriría horrores. Enfrentaría a la Noruega de Haaland, a la Francia de Mbappé y al Senegal de Mané.
El combo más facilito es el ya mencionado de Canadá (B) y también el G, de Bélgica, Egipto, Irán y Nueva Zelanda. Y el más bonito, por lo parejo, el F, compuesto por Holanda, Japón, Túnez y UEFA B, que podría ser Polonia. Atención a Holanda… Posee un plantel largo y calificado, gente de experiencia y jugando en las grandes ligas. Como sucede con Portugal, alguna vez se le dará.
Por su progresivo ascenso en el concierto internacional y su excelente ubicación en el ranking, Colombia ocupó el escalafón 2. Se sabía que acompañaría a un peso pesado (resultó Portugal), un mediano y un peso mosca. Pero le cayeron dos moscas: Uzbekistán y el que surja del repechaje entre Jamaica/ Nueva Caledonia y luego República Democrática del Congo. Muy asequible, casi aburrido. Luchará con Portugal el primer puesto. Bonito partido.

¿Y Ecuador…? Huuuuummmm… Duro. Alemania, Costa de Marfil y Curazao. Será muy muy difícil vencer a una Alemania con tres jóvenes cracks como Jamal Musiala, Florian Wirtz y Lennart Karl (si es que Julian Nagelsmann lleva a este último, de fulgurante aparición). Y con otros elementos como Gnabry, Sané, Woltemade, Kimmich, Goretzka, Schlotterbeck, Neuer… Mucha dotación, un entrenador importante... Y con mentalidad competitiva alemana.
Curazao es el postre del grupo, pero Costa de Marfil será otro hueso complicado para masticar. Ecuador no podrá imponer allí su biotipo físico, con el que hace tanta diferencia en Sudamérica. Los marfileños son los últimos campeones africanos y ganaron invictos su grupo en la eliminatoria con 8 victorias, 2 empates, 25 goles a favor y ninguno en contra. Prácticamente todo su plantel actúa en clubes europeos y están habituados al ritmo intenso. Si la Tri fuera segunda en su zona, debería enfrentar al segundo del grupo I, que seguramente serán Noruega o Francia. Mejor ni pensar en eso. Y si fuera tercero, chocaría con el primero de otros agrupamientos, todos bravos. Queda confiar en la defensa de oro y en Enner Valencia una vez más.
Ya el bolillero hizo su trabajo. En junio viene lo mejor: el juego. (O)


















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