Michael Morales Hurtado, el joven peleador ecuatoriano de 26 años invicto en la UFC, no siguió el camino al que parecía predestinado: el judo.

Su madre, Katty Hurtado, judoca de profesión, lo llevaba junto a sus tres hermanos al gimnasio a apenas 5 minutos de su casa para que aprendieran y se entretuvieran.

“Lo llevaba para que se distraiga y para no abusar de las personas que me ayudaban a cuidarlo. Él me veía entrenar, luego le compré su judogi para que aprenda un poco de judo. Según yo, iba a ser judoca”, recordó Katty en un documental de la UFC.

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El audiovisual fue difundido a propósito de la pelea de Morales de este sábado, 15 de noviembre, contra el estadounidense Sean Brady en la cartelera estelar de UFC 322.

El combate se desarrollará en el mítico Madison Square Garden de Nueva York. Las peleas preliminares se inician a las 20:00 y las estelares, a partir de las 22:00. La de Morales es la tercera en el orden.

En caso de ganar, el ecuatoriano tiene la posibilidad de entrar al top 5 del peso wélter (77 kg / 170 lb), actualmente es octavo mientras que su contrincante, segundo.

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El vínculo de Michael Morales con la lucha

Pese a que desde niño su familia le inculcó el judo, Morales pronto descubrió que ese deporte no era lo suyo.

“Yo le dije a mi mamá, mami ya no quiero hacer judo, ya no me gustó el judo, más que nada el kimono. Me cansaba full y era repetir todos los días lo mismo. Es un deporte donde tienes que ser muy disciplinado y la técnica se repite casi todos los días”, explicó el joven en el documental.

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Con apenas 10 años, su padre lo llevó a practicar atletismo en el estadio 9 de Mayo, donde vio a un entrenador con un gran físico y se interesó en conocer el deporte que practicaba.

“Un día vi trotar a uno de mis entrenadores en la actualidad supermusculoso. Le pregunté a mi mamá qué deporte hacia él, y me dijo lo mismo que el judo y dije si es judo no quiero ir. Pero me dijo anda a ver y ver qué tal. Los vi lanzándose, volando por todo lado y me gustó”, contó.

A los 13 años, Morales ingresó a un gimnasio al que iba su padre y fue donde vio por primera vez cómo la lucha se combinaba con golpes y patadas.

“Qué deporte es este porque tiran patadas, tiran codos, se tiran golpes, al piso. Hacían varias cosas. Había varios peleadores como Jhon Jones, o Silva, había varios peleadores como de mi contextura, superlargos. Ahí es donde yo comencé a investigar y me metí a este mundo, en ese tiempo las MMA (artes marciales mixtas) no eran muy reconocidas”, añadió Morales.

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Fascinado, investigó sobre este deporte en expansión y a los 14 años empezó a entrenar y competir en la MMA, mezclando lo aprendido en judo con striking y técnicas de lucha.

Hoy, Morales es uno de los pesos wélter más sólidos de la UFC, con un récord de 18 victorias y ninguna derrota, reconocido por su capacidad de combinar un striking agresivo con una lucha eficaz.

Su estilo es reflejo de una búsqueda personal: no se quedó en lo que ya conocía, sino que creó un camino propio dentro del octágono, distinto al judo que practicó en su infancia.

Su victoria más destacada hasta la fecha se produjo el pasado 17 de mayo, cuando derrotó por nocaut técnico a Gilbert Burns (actualmente en el puesto 11), un excandidato al título, escalando así al octavo lugar del ranking wélter de la UFC.

El impacto de Morales trasciende el octágono: su desempeño le valió incluso un reconocimiento oficial del presidente Daniel Noboa, símbolo del creciente orgullo que representa para el deporte ecuatoriano.

A pesar de una reciente lesión en la rodilla izquierda, su regreso al combate se dará este sábado, 15 de noviembre cuando se mida a Sean Brady. (D)