<a href="https://www.eluniverso.com/temas/astronomia/" target="_blank" rel="" title="https://www.eluniverso.com/temas/astronomia/"><b>Un grupo de científicos alertó recientemente que la actual saturación del espacio cercano a la Tierra alcanzó un punto crítico</b></a>, comparando la situación con un frágil “castillo de naipes”. La creciente cantidad de satélites en órbita baja hace que cualquier alteración significativa, como una tormenta solar intensa, desestabilice todo el sistema orbital.De acuerdo a <a href="http://interestingengineering.com/space/solar-storm-could-cripple-satellites" target="_blank" rel="noreferrer" title="http://interestingengineering.com/space/solar-storm-could-cripple-satellites">Interesting Engineering</a>, <b>las megaconstelaciones, como Starklink de SpaceX, se ven especialmente afectadas con esta situación</b>, ya que sus satélites deben realizar cada vez más maniobras para esquivar posibles choques, lo que evidencia que el tráfico espacial se ha vuelto difícil de gestionar. Cada corrección incrementa el consumo de combustible y disminuye el margen de seguridad operativo.Los datos presentados ante la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), aseguran que <b>los satélites Starlink realizaron unas 50.000 maniobras evasivas en solo cuatro años</b>. Además, expertos como Hugh Lewis, de la Universidad de Southampton, estiman que, si se mantiene esa tendencia, las maniobras podrían escalar hasta alcanzar un millón cada seis meses de cara al 2028, dejando al sistema al borde del colapso.Este escenario hace que el riesgo del llamado síndrome de Kessier -una reacción en cadena en la que las colisiones generan más desechos y provocan nuevos impactos exponenciales-, esté más cerca de cumplirse. <b>En caso de llegar a ese punto, el entorno orbital podría ser tan peligroso que impediría incluso el lanzamiento de nuevas naves </b>por la alta probabilidad de chocar con fragmentos.Para científicos de la <a href="https://arxiv.org/abs/2512.09643" target="_blank" rel="" title="https://arxiv.org/abs/2512.09643">Universidad de Princenton</a>, <b>el detonante definitivo puede ser una tormenta solar, ya que este tipo de fenómenos calientan la atmósfera terrestre</b>, incrementan la resistencia sobre los satélites y obligan a gastar más combustible para mantener sus órbitas.En ese sentido, <b>los investigadores decidieron crear el Reloj CRASH para medir el riesgo y así ver el tiempo en el que tardaría en producirse una colisión grave</b> si los satélites perdieran comunicación y capacidad de maniobra.<b>En junio de 2025, este reloj marcó apenas 2,8 días, en comparación a los 121 días estimados en 2018</b>. La conclusión a la que llegaron es alarmante: una tormenta solar potente podría derribar en cuestión de días el delicado castillo de naipes orbital.<b>(I)</b>