Entre aquel “A la ministra no me la toque porque es la diosa del Olimpo de mi gabinete” y el “Eres demasiado importante y sabia para la actual RC5, anda nomás a dialogar con (Daniel) Noboa, nosotros no lo haremos”, dichos por Rafael Correa al referirse a Marcela Aguiñaga, hubo un camino de dieciocho años de lealtades, pero más recientemente de desencuentros.