A las puertas de la Nochebuena, el papa León XIV pidió orar para que “todos los niños del mundo puedan vivir en la paz”. La Iglesia católica conmemora el 25 de diciembre el nacimiento de Jesús y sus sacerdotes hacen peticiones en las homilías.

En Ecuador el ambiente navideño está encendido. El fin de semana pasado el comercio mantuvo alta demanda, pero las muertes violentas, extorsiones y secuestros tienen un efecto emocional que no está ausente de las celebraciones religiosas y son parte de las conversaciones de reuniones sociales y familiares.

La madrugada del 21 de diciembre seis vehículos fueron incendiados en un lapso aproximado de una hora en varios sectores de Esmeraldas. Según reportes preliminares, fueron ataques dirigidos.

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Sin duda, hechos como ese o el asesinato del jugador de fútbol Mario Pineida la semana anterior generan un ambiente sombrío en medio de las festividades navideñas y la cercanía del largo feriado de fin de año. Al 1 de enero se sumó el 2 que no será recuperable por decreto presidencial.

La violencia causa dolor en los familiares de víctimas. Hay niños huérfanos y otros que observan los hechos con temor. El mismo efecto emocional existe en los adultos.

En redes sociales la Policía Nacional ha informado que mantiene operativos preventivos, patrullajes permanentes y acciones de acercamiento comunitario para fortalecer la seguridad. En Los Ríos fue apresado un extorsionador que incendiaba buses y taxis. En Latacunga se liberó a tres jóvenes que permanecieron secuestrados durante ocho días. Esto refleja que también hay resultados, aunque la violencia de los ataques los enmascara.

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Este jueves será el penúltimo feriado del año, el que celebra la Navidad entre los cristianos, fecha en la que se destacan el amor familiar y la paz.

Es imprescindible que los operativos de prevención se fortalezcan en vías y ciudades. Que la ciudadanía pueda sentir que es protegida por el Estado, que está obligado constitucionalmente a garantizar la seguridad y la vida. (O)