Una ola recorrió las graderías del estadio Atahualpa este domingo 9 de febrero, previo al inicio del segundo concierto de la cantante colombiana Shakira. Los asistentes se levantaron de sus asientos, alzaron al cielo sus manos quizá para calentarse por el intenso frío de la noche y para que el show inicie pronto.

Las alrededor de 35.000 personas empezaron a ingresar al escenario deportivo desde las 16:30 para ubicarse en sus diferentes localidades.

Tras pasar un primer filtro, preguntaban donde quedaban sus puestos lo que era indicado por personal de la organización. Ya al ingresar al estadio hubo revisión de maletas pues se quería evitar inconvenientes.

Publicidad

QUITO (09-11-2025).- Concierto de Shakira "Las mujeres ya no lloran world tour", en el Estadio Olímpico Atahualpa, en Quito Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas.

Una pantalla gigante que se dividía en tres, se colocó en la cancha del estadio, que había sido recubierta, y sillas alrededor con tres divisiones de acuerdo a las ubicaciones vendidas.

A los costados también se ubicaron espectadores de pie y sentados, de tal manera que hubo una especie de camino por donde ingresó a las 21:48, luego de que las luminarias del estadio se apagaran y solo pequeñas luces brillaban.

Música de diferentes artistas sonaron a través de parlantes y menguaron la espera, pero cerca de las 20:58 hubo algunos silbidos de impaciencia. Los presentes improvisaron además barras y bailes.

Publicidad

En las graderías resaltaban los colores lilas que recuerdan a la canción Las de la intuición, uno de los éxitos de la artista.

QUITO (09-11-2025).- Concierto de Shakira "Las mujeres ya no lloran world tour", en el Estadio Olímpico Atahualpa, en Quito Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas.

La apertura de una parte del telón donde se leían las palabras ‘Shakira, las mujeres ya no lloran world tour’, despertó los gritos de los fanáticos, sin embargo, fue una falsa alarma. En el escenario, pasadas las 21:00, aún se hacían arreglos.

Publicidad

En la cancha se colocaron baños portátiles más cuatro reflectores de varios metros de alto enfocados a la tarima lo que se completó con las cuatro luminarias propias. Algunos empezaron a bailar para que los minutos pasen más rápido.

Una pantalla, en la tarima, proyecto una imagen de ella en el desierto y después su ingreso usando un traje blanco y gafas, acompañada de varias personas. Subió al escenario, se quitó las gafas y sonrió. Saludo con un “buenas noches Quito”.

Luego se quitó una parte de su vestimenta y empezó el espectáculo al ritmo de música pegajosa pocos minutos antes de las 22:00. Se apagó por unos segundos la pantalla y volvió para cantar Estoy aquí, acompañada de luces artificiales, multicolores y el coro de sus fanáticos. “Estoy aquí Ecuador” mencionó. Volvió a saludar y señaló que era su segunda noche. Agregó que Ecuador le ha dado tanto: “Ecuador me ha conquistado y voy a entregar lo mejor”, fueron sus palabras.

Con guitarra en mano y con una batería de apoyo cantó Inevitable.

Publicidad

Una representación vino después. Arregló una especie de humanoide con quien después bailó y cantó Te felicito.

Preguntó cómo estaba la gente. A modo de confesión señaló que se han presentado situaciones complicadas por lo que no ha sido nada fácil estos años, pero que las mujeres se levantan más sabias, fuertes y resilientes. De esa manera dio formalmente la bienvenida al espectáculo. En cada canción se iluminaban luces multicolores.

La proyección de un lobo en la lluvia con música triste, el llanto de dos lobeznos, pero después la presencia de sol, dio paso a la canción dedicada a sus hijos, Acróstico.

La bicicleta hizo que varios asistentes bailen al ritmo de la canción que compuso junto a Carlos Vives.

Algunos de los mensajes que transmitió fueron que “las mujeres ya no lloran y los hombres sí” o “que las caderas nunca mienten”.

El retoque y maquillaje no fueron ajenos al espectáculo. Una cámara la siguió para cambiarse de vestuario mientras seguía cantando para después de pocos minutos salir a interpretar Puro chantaje.

Después de una hora de show, preguntó cuántos solteros y solteras había y que el amor al otro era bueno, pero lo más bonito era el amor propio. Fue el preámbulo de Soltera.

Capítulo aparte fue su interpretación musical al ritmo de sus caderas y acompañada de tambores o el regreso en el tiempo de su icónica Pies descalzos cuando el color de su cabello era negro y no usaba rizos.

Los teléfonos celulares no dejaron de grabar los momentos más representativos de la noche que terminó con Waka Waka y ‘Los Diez Mandamientos de la Loba’.

El clímax llegó cuando se bajó del escenario y junto al público cantó Bzrp Music Session 53 con papel picado al aire y una lluvia de multicolores fuegos artificiales que iluminaron el estadio.

Cerca de la medianoche, a lo largo de más de 20 canciones, fusionadas con efectos especiales, el mensaje fue de empoderamiento femenino, vivido a través de su trayectoria con melodías tristes y alegres, y que las dificultades, sean cuales sean, se superan, mientras desde los asistentes la respuesta fue: “Sha, Sha, Shakira”. (E)