Ser guayaquileño es sinónimo de trabajo, lucha y convicción. Esto se refleja en la vida de miles de guayaquileños que, día a día, salen a las calles con responsabilidad a cumplir sus sueños, a responder por sus familias y a seguir adelante.
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Porteños relatan sus anécdotas de vida y superación.
Ser guayaquileño es sinónimo de trabajo, lucha y convicción. Esto se refleja en la vida de miles de guayaquileños que, día a día, salen a las calles con responsabilidad a cumplir sus sueños, a responder por sus familias y a seguir adelante.
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Desde el 13 de septiembre, el presidente sacó la sede del Gobierno a Latacunga y desde allí se traslada a los sitios en donde el movimiento indígena protesta.
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“Mi suegro, Frank Noble, de Porepunkah, Australia, se jubiló a los 55 años. Hoy, a los 87, afirma que volvería a tomar la misma decisión", relata Melissa.