La novena de Navidad comienza este 16 de diciembre de 2025, dando inicio a nueve días de preparación espiritual previos a la celebración del nacimiento de Jesús. Esta tradición, extendida en varios países de América Latina y otras regiones, se vive en familias, comunidades y parroquias, con prácticas que pueden variar según la costumbre local.
En el primer día, la jornada suele abrirse con una oración inicial, en la que se invoca al Espíritu Santo para acompañar y bendecir el tiempo de preparación navideña. A continuación, se realiza el rezo de la novena, que incluye las oraciones correspondientes al día uno, con peticiones centradas en la paz, la alegría, la unidad familiar y la disposición espiritual para la Navidad.
La celebración incorpora también el canto de villancicos tradicionales, entre ellos el llamado Canto de la novena, característico de esta práctica religiosa. Posteriormente, se lleva a cabo la lectura de un pasaje del Evangelio, generalmente del Evangelio de san Lucas, relacionado con la anunciación y la espera del nacimiento de Jesús, como invitación a la reflexión sobre el misterio de la encarnación.
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En muchas comunidades, la jornada continúa con una breve reflexión o meditación, orientada a destacar valores como la humildad, la paz y la preparación del corazón. Asimismo, se realizan peticiones especiales por necesidades personales, familiares y comunitarias, con énfasis en la unidad y la convivencia.
Algunas familias incluyen rituales simbólicos, como la colocación o inicio del armado del pesebre, cuyos personajes se van incorporando de manera progresiva a lo largo de los nueve días. La jornada suele concluir con un momento de convivencia, en el que se comparten alimentos típicos de la temporada navideña, fortaleciendo el sentido de fraternidad y encuentro.
La novena de Navidad se extenderá hasta el 24 de diciembre, consolidándose como un espacio de preparación espiritual y de reunión familiar antes de la Nochebuena.
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1. Oración para comenzar
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padrenuestro
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2.- Oración para la familia
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque tú nos alientas. Que no haya rencor porque tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
3. Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de Navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.
Madre de Dios y madre nuestra, intercede por nosotros. Amén.
4. Oración a san José
Santísimo san José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José, modelo de esposos y padres, intercede por nosotros. Amén.
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Padrenuestro
5. Meditación del día
Vamos a afianzar nuestros valores de modo que la Navidad sea lo que debe ser; una fiesta dedicada a la reconciliación. Dedicada al perdón generoso y comprensivo que aprenderemos de un Dios compasivo.
Con el perdón del Espíritu Santo podemos reconciliarnos con Dios y con los hermanos y andar en una vida nueva. Es la buena noticia que san Pablo exclamó en sus cartas, tal como leemos en su epístola a los Romanos 5. 1 – 11. Vivir la Navidad es cancelar los agravios si alguien nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos maltratado a los demás.
Así, del perdón nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre sí. Los seres humanos podemos hacernos daño con el odio o podemos ser felices en un amor que reconcilia. Y esa buena misión es para cada uno de nosotros: ser agentes de reconciliación y no de discordia, ser instrumento de paz y sembradores de hermandad.
6. Oración al Niño Dios
Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.
Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh, Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estás tú y allí también es Navidad. Amén.
Gloria al padre
7. Gozos
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Tú te hiciste niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
(F)




