La Novena se posiciona como una de las tradiciones principales de los creyentes cristianos con miras a la celebración navideña. Se trata de la recta final en torno al tiempo de espera para el recordatorio del nacimiento de Jesús.

Familias, amigos y comunidades de creyentes cristianos se reúnen para elevar oraciones específicas a lo largo de cada día en relación a los eventos más importantes que se desarrollaron en la antesala de la Navidad.

Obediencia y amor, esperanza para hoy

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Ambientación

Con todo ya preparado para recibir a su hijo por nacer, José y María recibieron una noticia inesperada: debían viajar a Belén para cumplir con un censo ordenado por el rey Herodes. Seguro fue una contrariedad, porque el viaje era largo y pesado, sobre todo, para ¡una mujer con casi nueves meses de embarazo! Sin protesta, enseguida se prepararon para viajar. El cambio de planes debió molestarles, como nos pasa a nosotros cuando debemos hacer algo que no nos gusta. José y María nos enseñan que sin escucha no hay orden y que cumplir lo mandado es lo correcto. Ese es el ejemplo de Jesús, obediente a la voluntad del Padre.

Oración para la familia

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El Papa León XIV nos dice: “En el seno de las familias está el futuro de los pueblos”

Lectura Bíblica: (1Jn 2,3-6)

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¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. El que afirma: “Lo conozco”, pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad. En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que, estamos unidos a él: el que afirma que permanece en él debe vivir como él vivió.

Reflexión

Cuando el Hijo de Dios se hizo hombre, pudo haber venido al mundo como un adulto desde el primer momento de su vida. Pero, la visión de un niño atrae más. Jesús eligió aparecer en el mundo como un niño, y un niño pobre. “Dios quiso nacer como un niño para enseñarnos a amarlo y no temerlo” (Pedro Crisólogo). A eso llamamos obediencia, no como un acatamiento ciego y temeroso, sino como una activa participación en el Reino de Dios. Igual actitud tuvieron María y José, siempre listos a escuchar la voz de Dios y ponerse en camino para cumplir lo mandado. Navidad es escuchar la voz de Dios y ser obedientes a su voluntad de amarnos, de darnos abrazos de perdón esto, aunque a veces ello cambie nuestras ideas y planes.

Meditación

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Querido niño, dinos: ¿a qué vienes a la tierra? Sí, lo sabemos, vienes a buscar a las ovejas perdidas, porque ese es el deseo del Padre, que todos se salven. Tu obediencia es nuestra brújula. Te amamos y lamentamos los muchos actos de rebeldía que nos alejaron de la familia, de la Iglesia, de los amigos. Nos arrepentimos de tanto oído sordo a tus llamados, de no haberte reconocido en los demás. Sí, lo lamentamos de todo corazón. Perdónanos y danos la gracia de escucharte y de no alejarnos nunca más, sino amarte constantemente. Madre María, tú eres nuestra abogada, que por tus oraciones obtengamos de tu Hijo ojos bien abiertos, oídos atentos y corazones dispuestos.

En este segundo día, preparamos la venida del Niño escuchando y obedeciendo la voz de Dios en nuestros padres, profesores, etc., sin que nos lo repitan dos o tres veces y con alegría.