La autopista libre y el viento silbando condujeron a un centenar de turistas durante este feriado al reconocida local Fritadas Amazonas, en la Panamericana E-35, en Atuntaqui, en la provincia de Imbabura.
En este feriado nacional, esta jurisdicción convive con una reactivación económica tras un mes de bloqueos por el paro nacional.
Allí largas filas de clientes esperaban a los trabajadores, que no podían parar. Uno ubicaba las bandejas metálicas que servían como platos, otros cortaban aguacates, unos más servían las bebidas y uno solo se encargaba de tomar la fritada en una tarrina de medio litro y vaciarla con cuidado.
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Desde $ 7 la gente podía disfrutar de un platillo que se convirtió en el preferido durante este feriado. El domingo, 2 de noviembre, por ejemplo, cuando las personas que se dirigían a Ibarra o la provincia del Carchi hacían una parada obligatoria en Fritadas Amazonas.
El olor particular y el sonido del maíz tostado llamaban la atención de los turistas, quienes saboreaban la comida cuando los meseros se acercaban a dejar el producto en otras mesas.
“Hemos tenido la acogida de bastantes personas, sobre todo de la ciudad de Quito, que son el 90 % de las que vienen para acá”, expuso Franklin Pomasqui, trabajador del restaurante.
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Desde el mediodía las puertas de Fritadas Amazonas se abrieron y el asombro de sus encargados al ver cómo los carros se parqueaban fue algo inexplicable. Ellos aseguraron que pasaron del silencio a la bulla en cuestión de días.
“Otra vez volvió el movimiento que solíamos tener en fin de semana. Se ha hecho un gran trabajo en redes sociales con el mensaje de reactivación y por ello esta gran presencia de turistas”, sostuvo el hombre.
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Fritadas Amazonas nació en el corazón de Atuntaqui. Marujita Rodríguez, junto con su madre, vendía el producto en los exteriores de una cancha de vóley.
Ahí los comensales, que eran miembros de la comunidad, se enamoraron de los trozos de fritada en una funda plástica. Desde entonces todos mencionaban: “Qué ricas las fritadas en la calle Amazonas”.
“Nosotros venimos de mamá Miche, la impulsora de las fritadas acá en Atuntaqui. Con el tiempo, mi madre quedó a cargo de Fritadas Amazonas y desde chiquitos aprendimos a estar rodeados de pailas de bronce y el olor a fritada”, explicó Ana Lima Rodríguez, hija de Marujita, quien dijo ser la última de cinco hijos.
Con 28 años, ella, quien ahora es publicista y labora en Cumbayá indicó que la carne de cerdo es ‘sagrada’ en las comunidades indígenas, pues es un símbolo de fiesta y solo se la degusta en momentos especiales.
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“Mi mamá vendía en una canastita en la calle Amazonas, entonces la gente comenzó a relacionarla como la señora que vendía fritada en la calle Amazonas, en Atuntaqui. Poco a poco se hizo reconocida y se compraron un terreno en Atuntaqui. Allí, en una choza de paja, se vendían las fritadas”, contó Ana.
Luego de varios años su familia adquirió el terreno de la Panamericana E-35. Todo era un bosque repleto de vegetación y hierba mala.
Sin embargo, es ahí donde Marujita repartía las fritadas en el interior de la carrocería de un bus armado con mesas para que los comensales se pudieran acercar, según el relato de su hija.
“A la gente que pasaba por la Panamericana le llamaba la atención porque era un bus para comer y les encantaba el sabor”, mencionó.
Hoy es un gigante establecimiento. El local está conformado por tres cuadras enteras y Marujita se ha encargado de que sean las mismas personas de las comunidades las que colaboren con todas las actividades que se realizan en el restaurante.
6.000 litros de colada morada se prepararon en Santo Domingo
Este platillo tradicional de la Sierra norte y centro del país se lo prepara con el costillar y la pierna de cerdo, exclusivamente.
Para acompañar se le añaden aguacate, habas, choclo, papas, tostado, un vaso de limonada y el ají.
Este martes, 4 de noviembre, el trajin seguirá posiblemente en el retorno de viajeros hacia la capital y otras localidades cercanas. (I)


























