IBARRA
Los sectores del comercio y del turismo de Imbabura resultan los más golpeados luego de catorce días de manifestaciones de agrupaciones indígenas que se oponen a la eliminación del subsidio al diésel. Esta situación mantiene sitiada a la capital Ibarra y a otros cantones de la provincia.
Los hoteleros están desesperados ante la reducción total de las operaciones, ya que es imposible llegar desde el interior del país a esta ciudad.
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Los viajeros colombianos que suelen visitar los distintos atractivos de Imbabura entre viernes y domingo de cada semana no han acudido desde hace dos semanas, debido a que temen quedarse atrapados en esta provincia.
Mientras tanto, los almacenes abren intermitentemente frente a las marchas y protestas protagonizadas por organizaciones campesinas e indígenas que bajan desde distintas comunidades a la capital de Imbabura.
“Nos obligan a cerrar los locales y amenazan con saquearlos si no acatamos sus órdenes”, dijo Rodrigo Salas, corredor de bienes raíces, quien aseguró que la situación está difícil, debido a que las ventas han bajado en un 80 %.
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Hoteleros y comerciantes coincidieron en señalar que en este mes se van a demorar en el pago a empleados, puesto que no hay ingresos o son muy pocos.
Michel Saud, director de la Cámara de Comercio y Productividad, sostuvo que están contrastando cifras y estiman que pueden llegar a los $ 42 millones las pérdidas en toda la provincia de Imbabura. Las reservas en hoteles han sido canceladas en un 100 %.
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En varios supermercados, las perchas y congeladores están vacíos, los administradores explicaron que estaban movilizando los productos por la vía Quito-Esmeraldas-San Lorenzo-Ibarra, pero desde el pasado jueves se presentaron ciertos bloqueos en esta arteria.
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Los arrendatarios no son ajenos al problema. También deberán esperar a que el flujo comercial se normalice, dado que nadie vende ni compra.
A su vez, el centro de la ciudad, donde se presenta la mayor actividad económica, permanece con establecimientos semiabiertos.
Desde la Cámara de Turismo aseguraron que ha sido un año complicado, las paralizaciones protagonizadas por los transportistas en Carchi también han ahuyentado a los viajeros colombianos.
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Las fiestas de Ibarra que ofertaron programaciones de alta factura no fueron como en otros años, el imán para el turismo, el estado de excepción y el toque de queda no brindaron las condiciones para que gente venga desde Colombia o desde el interior del país.
Manifestación pacífica en Ibarra
Este mal momento tiene indignados a los sectores productivos, turístico y comercial, que este sábado 4 de octubre se autoconvocaron nuevamente para protagonizar en la tarde un plantón pacífico en el Obelisco, emblemático lugar de esta urbe, frente a la estación del tren y a una cuadra de la Gobernación de Imbabura.
A la voz de “Queremos trabajar, queremos paz y diálogo”, un importante sector ciudadano pidió garantías para laborar sin miedo ni temor.
Portando banderas blancas, globos y carteles, y vistiendo camisetas de color blanco, hicieron un llamado para que todo vuelva a la normalidad.
En cambio en Ibarra comienza a sentirse el desabastecimiento de gas licuado de petróleo, amas de casa desesperadas recorren la ciudad en busca del gas licuado de petróleo (GLP). A su vez, la distribución de gasolina, incluyendo diésel, vuelve de a poco a normalizarse.
El transporte interprovincial de pasajeros está suspendido, el perjuicio económico es incalculable, y la gente no puede viajar a Quito, donde deben cumplir citas médicas, atender negocios, temas educativos, laborales, entre otras gestiones.
Los pocos buses que salen deben utilizar la vía Ibarra-Lita-San Lorenzo-Esmeraldas-Quito, pagando $ 20 por pasaje.
Dirigentes denunciaron que vehículos particulares o conocidos también como informales están ofreciendo este servicio.
Llegada de productores en Ibarra
Este domingo, 5 de octubre, agricultoras de varias comunidades han debido caminar largos tramos para comercializar los productos que han cosechado en las últimas horas y venderlos en las ciudades.
Llegaron agotadas porque no hay vehículos en las carreteras, pero con la ilusión de recibir unos cuantos dólares a cambio de las ventas para llevarlos a casa. Personas solidarias les compraron todo para que retornen temprano a sus hogares y luego lo regalaron a la gente.
Este tipo de gestos son valorados por estas mujeres que advirtieron que las cosechas están represadas y por efecto del paro no pueden sacar la producción. Dejaron entrever cierto malestar, porque incluso por la carencia de transporte han sacado muy pocos productos a las ferias.
Marchas paralelas han liderado los sectores indígenas bajo el eslogan “No al racismo”, tanto en Cotacachi como en Otavalo, donde es evidente la división que se estaría presentando en las organizaciones indígenas y campesinas. (I)