“Yo tengo una hija adolescente que tiene una relación fría y distante conmigo”. Son las palabras de Salim Zeidan, docente universitario, abogado y padre, para contar sobre su relación con su ser querido.
En este Día del Padre, que se recuerda el tercer domingo de junio, también hay quienes batallan por mejorar la convivencia con sus hijos y que ellos lo perciban no como un progenitor de fines de semana, sino como una figura presente y activa, desde su perspectiva.
Para muchos hombres, la realidad es distinta a la común. Por más esfuerzos que hagan por ser parte de la vida de sus hijos, cuando ocurre una separación de su pareja, distintas circunstancias se interponen ante los pequeños avances, la sonrisa genuina y los sueños de los niños.
Publicidad
Para Salim, el sistema judicial también puede llegar a influir en esa barrera que ha encontrado la figura de un padre en su deseo de criar a sus hijos.
“Por más voluntad o responsabilidad que uno tenga, es muy complicado ejercer la paternidad”, dice al referirse al sistema judicial vigente en el país, al que considera que podría ser “parcializado”.
Diversos factores, como el entorno materno, educativo y social podrían influenciar en este deseo, según él.
Publicidad
Durante años, Salim dijo que buscó obtener información sobre su hija, para acudir a eventos académicos, y era complicado enterarse, por ejemplo, cuando se enfermaba, relató.
“Nos convertimos en padres periféricos que tienen un rol marginal en la crianza y se enteran de pocas cosas. El papel de padre se reduce básicamente a gestionar permisos de salida del país, pagar la pensión alimenticia y cubrir ciertos gastos”, indicó el profesional.
Publicidad
Salim no mantiene constante comunicación con la madre y ese distanciamiento -para él- complica la coordinación del vínculo emocional con los menores.
Él consideró que hay desafíos para la justicia ecuatoriana en estos temas.
“El problema es que se priorizan más los ingresos del papá antes que las necesidades de los hijos, lo que genera injusticias. Solo el padre asume la manutención, aunque si la madre trabaja, también debería aportar”, opinó Salim, sobre el Código de la Niñez en Ecuador, al que critica y considera que se debe analizar cada caso a fondo.
No obstante, también reconoció la responsabilidad compartida y señaló que las políticas públicas laborales son escasas.
Publicidad
Las mujeres que se convierten en madres enfrentan discriminación, pues muchas veces se les impide seguir creciendo profesionalmente. A la par, a los hombres no se les exige lo suficiente en la corresponsabilidad parental.
La nostalgia invade a Salim. “Me perdí los primeros dos años de mi hija. Me permitieron verla después de todo ese tiempo y acudí con una demanda de visitas para poder estar a su lado”, afirmó con tristeza.
Cuando viaja a la localidad donde reside la menor comparte algunas horas con su hija, aunque se ve limitado por horarios.
El Día del Padre representa para él un momento de dolor. Observa con anhelo a los padres que pueden compartir tiempo, juegos y momentos con sus hijos. “Es una mezcla de emociones, deseando que la relación con mi hija fluya mejor”, manifestó.
Como propuesta, Salim sugiere la unión. A través de un grupo en redes sociales llamado Co-parentalidad busca visibilizar esta problemática mediante los testimonios de varios hombres.
Alguien que vivió una experiencia similar, aunque con un desenlace distinto, es el cantante quiteño Fausto Miño. En una entrevista con EL UNIVERO comentó que lo más difícil para un hombre es no poder estar cerca de sus hijos e inyectarles valores, entusiasmo y alegría.
“Cuando Joaquín (su hijo) era pequeño, pasaba eso. Teníamos diferencias con su madre y te puedo decir que era como un luto difícil de describir”, señaló Fausto.
Calificó este proceso como un ‘calvario’ que afecta directamente a los niños. “Es tener hijos huérfanos de padres vivos”, dijo, mientras explicaba que actualmente su hijo vive con él y que las circunstancias han cambiado.
Fausto tuvo que esperar a que Joaquín llegara a la adolescencia para que la justicia respetara su deseo de vivir con su padre y experimentar una vida con más tiempo compartido con él.
“Hoy tengo la custodia completa, pero no te diría que fue la jueza, sino que se respetó el deseo de él”, apuntó.
Se levantan juntos a las 05:00, van al gimnasio y, gracias a Joaquín, Fausto ha bajado algunas libras. Su hijo desea emprender, tiene buenas calificaciones en el colegio y destaca como un joven respetuoso, contó el artista.
Ambos han logrado combinar la paternidad con el canto, el colegio, los deberes y las actividades extracurriculares que se han transformado en una fuente profunda de inspiración.
Finalmente, Alicia Almache, psicóloga clínica e infantil, explicó la importancia del rol paterno y su presencia constante.
“El padre representa la fuerza para el niño o la niña. Se convierte en un pilar clave durante la adolescencia. Desde los 5 años, el vínculo es más fuerte y muchas de las acciones que realiza el padre se replican en el comportamiento del hijo”, concluyó la especialista. (I)