El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes la aprobación de los planes para la construcción de dos nuevos buques de guerra, descritos como “acorazados muy grandes”, que formarán parte de una nueva flota denominada por el mandatario como la “Flota Dorada”.

Los navíos, que llevarán su nombre, serán los primeros de la futura clase Trump y, según aseguró, comenzarán a construirse “inmediatamente”.

Trump afirmó que los nuevos acorazados serán “100 veces más poderosos que cualquier acorazado jamás construido” y estarán equipados con armamento de última generación.

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Entre los sistemas mencionados se incluyen misiles hipersónicos, cañones de riel eléctricos, sistemas láser de alta potencia y misiles de crucero con capacidad nuclear lanzados desde el mar, algunos de ellos aún en fase de desarrollo.

Asimismo, aseguró que contarán con avanzados sistemas defensivos y una “enorme” capacidad de carga de misiles.

Los navíos serán los primeros de la futura clase Trump.

De acuerdo con el mandatario, cada buque desplazaría entre 30.000 y 40.000 toneladas y combinará misiles modernos con cañones navales tradicionales.

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Trump defendió el uso de artillería pesada al sostener que los cañones pueden generar efectos de combate significativos a una fracción del costo de los misiles, y señaló que estas naves servirán como buques insignia de la flota estadounidense.

El presidente indicó que la Armada comenzará con la adquisición de dos barcos, con el objetivo de ampliar progresivamente la flota hasta 10, luego 20 y eventualmente 25 unidades.

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Según el cronograma presentado, los dos primeros acorazados podrían estar listos en un plazo aproximado de dos años y medio.

Trump negó que el proyecto esté dirigido específicamente a contrarrestar a China, aunque subrayó que busca reforzar de manera sustancial la capacidad naval del país.

La construcción de los buques se realizaría en Florida, donde contratistas del sector naval tienen previsto reunirse con el presidente la próxima semana para avanzar en los detalles del proyecto. La iniciativa marca una de las apuestas más ambiciosas de la actual administración en materia de modernización y expansión del poder naval de Estados Unidos.