El vuelo París-Ajaccio de Air Corsica enfrentó una escena inesperada la noche del lunes 15 de septiembre. Tras despegar con retraso desde Orly, la aeronave se aproximaba a la isla cuando la tripulación detectó silencio absoluto desde la torre de control.

La falta de respuesta se sumaba a un obstáculo: las luces de la pista estaban apagadas, lo que hacía imposible cualquier maniobra de aterrizaje. Ante la incertidumbre, el Airbus A320neo se mantuvo sobrevolando el Golfo de Ajaccio a la espera de una solución.

El capitán solicitó apoyo a los bomberos del aeropuerto, quienes a su vez dieron aviso a la policía. Mientras tanto, los pasajeros fueron informados de que existía la opción de desviar el vuelo al aeropuerto de Bastia si la situación no se resolvía.

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Finalmente, casi una hora después, la comunicación fue restablecida y las luces de la pista encendidas. El motivo se conoció de inmediato: el único controlador de guardia en ese turno nocturno se había quedado dormido.

El avión aterrizó sin inconvenientes a las 00:35, según los registros de Flightradar24. El episodio generó sorpresa entre pasajeros y tripulación, incluido el comandante, que reconoció no haber presenciado nada parecido en toda su carrera. La policía descartó consumo de alcohol o drogas por parte del controlador.

(I)