Jimmy Swaggart, el predicador pionero en el televangelismo y protagonista de múltiples controversias, murió este martes, 1 de julio, a los 90 años.

“Hoy, nuestros corazones están apesadumbrados al compartir que el hermano Swaggart ha terminado su carrera terrenal y ha entrado en la presencia de su Salvador, Jesucristo”, anunció su familia en un comunicado el martes.

Swaggart llevaba dos semanas hospitalizado en su estado natal de Luisiana tras un ataque cardiaco.

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Sus familiares agradecieron al personal del Centro Médico General de Baton Rouge “por su increíble apoyo y atención brindada durante este tiempo”.

Quién fue Jimmy Swaggart

El predicador estadounidense se hizo famoso en 1975 cuando “sus equipos de televisión pudieron capturar los servicios en vivo y reproducirlos en su programa semanal”, recoge el sitio web de su ministerio.

Con su carisma y su energía, Swaggart pronto se convirtió en uno de los líderes religiosos más escuchados en Estados Unidos. Su mensaje también se expandía por televisión hacia otros países, por lo que realizó una gira por Latinoamérica a inicios de la década del 80 y se reunió con otros líderes religiosos y políticos.

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Las transmisiones de sus sermones incluso lo convirtieron en un millonario.

Sin embargo, su trayectoria se vio empañada por varios escándalos relacionados con prostitutas y corrupción. Los medios estadounidenses lo calificaron como ‘la caída’ del telepredicador más famoso del mundo.

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En 1988 fue suspendido por la Iglesia de las Asambleas de Dios tras ser descubierto con una trabajadora sexual en un motel de Luisiana.

Meses después ofreció una famosa disculpa televisada entre lágrimas, en la que dijo: “He pecado contra ti, mi Señor. El pecado del que les hablo es pasado, no es el presente. Sé que muchos se estarán preguntando: ¿Por qué? ¿Por qué? Yo mismo me lo he preguntado miles de veces, mientras vertía miles de lágrimas. Quizá Jimmy Swaggart ha intentado vivir toda su vida pensando que no era humano, y he pensado que junto al Señor, yo era omnipotente y omnisciente, que no había nada que yo no pudiera hacer".

Un segundo escándalo similar en 1991 terminó por marginarlo de la esfera pública y religiosa.

Tampoco fue ajeno a los escándalos financieros. Reportes de la década del ochenta acusaron al ministerio de desviar fondos recaudados para campañas benéficas infantiles hacia fines generales, y de haber invertido en bienes lujosos como casas millonarias y una flota de Mercedes, mientras solicitaban donaciones.

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Aunque nunca recuperó del todo su influencia, Swaggart continuó predicando desde su ministerio en Baton Rouge hasta sus últimos años. (I)