Al menos diez organizaciones políticas nacionales que desde el 2012 recibían recursos del Estado por concepto de Fondo Partidario Permanente seguirán haciéndolo, una vez que en el proceso de referéndum y consulta popular del domingo 16 de noviembre los ecuatorianos dijeron no a la modificación del artículo 110 de la Constitución.

Con el 75,84 % de las actas escrutadas hasta las 21:25, el No ganó con el 58,06 % de los votos, mientras que el Sí tiene el 41,94 %, según los datos preliminares del Consejo Nacional Electoral (CNE).

El texto que fue expuesto a los ciudadanos como pregunta B señalaba lo siguiente: ¿Está usted de acuerdo con que se elimine la obligación del Estado de asignar recursos del Presupuesto General del Estado a las organizaciones políticas, reformando parcialmente la Constitución de conformidad con el anexo de la pregunta?.

Publicidad

Al no darse paso a este cambio constitucional, las organizaciones y movimientos políticos nacionales continuarán recibiendo recursos siempre que reúnan algunos requisitos, como obtener al menos el 5 % de los votos válidos en dos elecciones pluripersonales consecutivas a nivel nacional.

Al editorialista de EL UNIVERSO Simón Pachano le parece que es una “buena noticia” que los partidos mantengan estos ingresos para apuntalar su “vida” institucional, capacitaciones, un lugar para reunirse, personal de apoyo, todo esto para “profesionalizar la política”.

“Es importante que los partidos tengan los recursos necesarios y lo mejor es que venga de la fuente estatal para evitar otros dineros no limpios”, indica.

Publicidad

El director de carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Guayaquil, Manuel Macías, señala que con la respuesta ciudadana se debe asegurar un mejor control a las organizaciones políticos respecto del uso y destino de los recursos que anualmente reciben.

Se deben plantear unas auditorías mucho más profundas, mucho más públicas y transparentes, ya que el asunto está en el ojo público y en la agenda pública.

Publicidad

Antes la gente daba por hecho el tema del financiamiento hacia las organizaciones políticas, pero ya con esta situación y el pronunciamiento en las urnas quizás sí implica que se priorice el control del financiamiento, vigilancia y auditoría, con el objetivo de transparentar el uso de los fondos públicos.

Macías considera que es saludable que este tema del financiamiento de los partidos pase a ser parte del debate público, y por ello, al mantener este derecho de obtener recursos estatales para la supervivencia de las organizaciones políticas, se deben tomar acciones institucionales como Función Electoral, esto es, impulsar veedurías ciudadanas u observatorios ciudadanos respecto del financiamiento político con la participación de la sociedad civil, la academia y medios de comunicación.

El exlegislador y analista político Héctor Muñoz dice que con los resultados electorales no se gana absolutamente nada como país, pero sí se deben establecer condiciones más rígidas o requisitos más complejos para la creación de partidos o movimientos políticos, porque de lo contrario continuará la proliferación.

Indica que muchos de los partidos políticos que se crean no representan a nadie, pues muchos de ellos se prestan para ser partidos de alquiler con personajes que luego serán sus candidatos y que no tienen absolutamente nada que ver con la ideología de esos partidos o movimientos.

Publicidad

En los últimos años, anota, se ha visto que en las organizaciones políticas más prima el interés por los recursos que pueda significar el alquilar de un partido que la ideología por la que supuestamente nace el movimiento.

Si se quiere reforzar a los partidos políticos, se debería estar pensando en establecer una reforma en la que para que pueda ser candidato de un determinado partido político, el afiliado debería tener la obligación legal de ser adherente o estar afiliado a ese partido político por lo menos un año, con eso se evita que se vuelvan partidos de alquiler.

Muchos de los candidatos que se incluyen en las papeletas y que incluso llegan al cargo no tienen ni siquiera conocimiento absoluto de cuáles son los principios del partido político que los auspicia; basta ver que en las últimas elecciones presidenciales, de los 17 candidatos solo cuatro fueron propios o nacieron en las organizaciones políticas que los auspiciaron. (I)