El Adviento, que marca el inicio del año litúrgico para la Iglesia católica, es un periodo de preparación espiritual para la Navidad.
La palabra proviene del latín adventus (venida) y comprende cuatro semanas de espera por el nacimiento de Jesús. Comienza cada año el domingo más cercano al 30 de noviembre, fiesta de san Andrés Apóstol.
En 2025, este tiempo litúrgico se iniciará el 30 de noviembre y se extenderá hasta el 24 de diciembre, víspera de Navidad.
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Un tiempo de preparación espiritual
El catecismo de la Iglesia católica explica en su número 524 que la liturgia del Adviento actualiza la espera del Mesías y renueva en los fieles el deseo de su segunda venida. Es un tiempo que invita a la oración, la lectura de las Escrituras y la reflexión sobre la encarnación.
Durante estas semanas, la Iglesia propone intensificar la vida sacramental, acudir al sacramento de la reconciliación, participar en la misa también entre semana y dedicar momentos a la adoración eucarística.
Aunque no es un tiempo estrictamente penitencial, se considera una “pequeña Cuaresma”, orientada a la conversión mediante la oración, la limosna y el sacrificio.
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Símbolos que acompañan la espera
El Adviento está acompañado de diversos símbolos: el calendario, el árbol de Jesé, el pesebre (sin el Niño Jesús hasta Navidad) y, de manera especial, la corona de Adviento, que se coloca tradicionalmente en hogares y templos desde el primer domingo del ciclo litúrgico.
El color litúrgico característico del periodo es el morado, símbolo de penitencia y conversión, utilizado también en Cuaresma.
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La corona de Adviento y el sentido de sus elementos
La corona, según la tradición cristiana, es un signo que ayuda a avivar el espíritu de espera. Compuesta por ramas verdes, adornos y cuatro velas, se enciende una cada domingo hasta llegar a Navidad.
- Forma circular: el círculo carece de principio y fin; representa el amor eterno de Dios y su unidad.
- Ramas verdes: proceden del pino, árbol que mantiene su follaje en invierno, simbolizando inmortalidad y esperanza.
- Las velas: representan a Cristo como la luz del mundo.
- Colores de las velas: aunque no existe una norma estricta, suele emplearse el morado, propio del Adviento. Algunas familias incluyen una vela rosada para el tercer domingo (Gaudete), signo de alegría.
Cómo prepararse para el Adviento
Entre las prácticas recomendadas están rezar el rosario —especialmente los misterios gozosos—, la Corona franciscana y la novena de Navidad. También se sugiere leer los relatos de la infancia de Jesús en los Evangelios de Mateo y Lucas y repasar la enseñanza del catecismo sobre la encarnación.
Paso a paso: cómo hacer una corona de Adviento en casa
Según la guía difundida por Opus Dei, es posible elaborar una corona sencilla con materiales accesibles:
- Preparar la base: formar un aro con papel periódico, darle firmeza con cinta adhesiva y ajustar su tamaño.
- Colocar la guirnalda: buscar una guirnalda de pino del mismo largo o un poco más extensa que la base. Sujetarla con alambre alrededor del círculo.
- Fijar las velas: usar una estructura resistente —puede ser de cartón grueso o metal— para sostener las velas. Asegurarlas con alambre para evitar que se inclinen.
- Añadir adornos: colocar piñas, esferas u otros elementos decorativos de forma simétrica.
- Finalizar con la cinta: agregar un lazo o cinta para darle un acabado tradicional.
La corona, de origen precristiano y adoptada por la tradición católica, se ha convertido en una de las expresiones más visibles del Adviento y en una oportunidad para que las familias vivan juntas la preparación hacia la Navidad. (F)
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