Enfocarse en el control del adulto sano y que no se complique es una de las etapas en las que se especializa Enrique Boloña, clínico, intensivista y director de Terapia Intensiva en la Clínica de Guayaquil.

Pero también en situaciones difíciles, como desde el área de terapia intensiva. En ambas trata de procurar el menor daño posible a los pacientes. Sin embargo, afirma que, en ciertos casos, el resultado no es nada positivo, pero en otros se logra un diagnóstico temprano.

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El también profesor en Posgrado de Terapia Intensiva y Medicina Interna en la UEES resalta la importancia de los exámenes médicos para determinarlo, siempre y cuando estos sean los adecuados. El especialista es uno de los panelistas invitados al foro Prevención y Bienestar que realizará EL UNIVERSO en el aula magna de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) este 21 agosto a las 10:00. La entrada es abierta.

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¿Un clínico hace más que evaluar el estado general de salud del paciente?

Yo al clínico lo comparo con el pediatra. Cuando se trata a un niño enfermo, generalmente no acude a un subespecialista, sino que acudes a tu pediatra, que suele ser la puerta de entrada, la primera persona en determinar qué está pasando con el paciente.

Enrique Boloña, clínico, intensivista y director de Terapia Intensiva en la Clínica de Guayaquil. Foto: Cortesía.

En muchos casos, el clínico puede resolver ese problema y hay situaciones en las que tiene que derivar al paciente a un subespecialista. Hay pacientes que tienen múltiples enfermedades, y ese cuidado del paciente debe ser coordinado con distintos especialistas, con un cardiólogo, endocrinólogo, traumatólogo... Entonces, el clínico cumple esa función de ser un poquito el cuidador, el que está velando por el beneficio del paciente.

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Pero su especialidad también es otro extremo: intensivista…

Es el cuidado en una situación crítica, que está en el área de cuidados intensivos por la razón que sea: puede ser desde una infección hasta un traumatismo; puede ser un estado postoperatorio, cirugías de corazón, cirugías oncológicas, de emergencia. Ayudamos en la coordinación y el cuidado de estos pacientes.

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¿Cómo aplica la prevención con sus pacientes desde lo clínico e intensivista?

Sigo con la analogía del pediatra. Ellos ven muchos pacientes, a lo que llaman “el control del niño sano”. Bueno, yo hago el control del adulto sano y la idea es tratar de que no se complique, de anticiparme muchas veces para prevenir cuando se puede. Pero hay cosas que no son prevenibles y que desgraciadamente van a ocurrir, y ahí viene la diferencia cuando se hace un diagnóstico temprano.

Entonces, yo tengo que entender que como clínico hay cosas que puedo ayudar a prevenir. Por ejemplo, con dieta y ejercicio, a lo mejor puedo lograr prevenir que alguien sea diabético o hipertenso, pero no tengo cómo prevenir que el día de mañana aparezca un cáncer de páncreas, de seno, de colon.

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Un diagnóstico temprano te aumenta notablemente la posibilidad de cura. Un diagnóstico tardío es una enfermedad degenerativa, como un cáncer. Puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

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Cuando yo veo un adulto sano, primero trato de prevenir y buscar todas las cosas que pueda mejorar en su estado de salud, pero la otra es tratar de detectar cualquier cosa en estudios tempranos de su aparición, porque eso va a ayudar a que pueda curarlo o evitar complicaciones más severas.

Y en esa búsqueda del diagnóstico se requieren exámenes. ¿Puntuales o en paquetes?

Por ejemplo, si yo tengo un adulto de más de 65 años que tiene dos o tres enfermedades, que es hipertenso, diabético, esos son pacientes que seguramente conviene verlos por lo menos una o dos veces al año.

Pero también tengo adultos jóvenes de 25 años y puede ser que los vea cada dos o tres años, y está bien, es suficiente. Entonces, hay que individualizar qué cosas se hacen para cada adulto.

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Hay factores tan importantes como la parte genética y los antecedentes familiares que hay que poner en la mesa para considerar antes de decidir qué exámenes voy a hacer con un paciente.

Los antecedentes médicos de ese paciente, edad, sexo, ocupaciones, más o menos los exámenes de laboratorio, que quizás haga una endoscopía o colonoscopía, dependiendo de estos factores que hay que individualizar.

Hoy se utiliza el término de medicina de precisión. Cuando haces estos exámenes tipo paquetes, que no están mal, pero prefiero que se haga por lo menos un examen básico que ahí voy a saber si hay diabetes temprana, anemia, cosas muy macros, seguramente voy a tener que individualizar e investigar un poco más para ser más preciso.

¿Ha tratado a pacientes que vienen con un historial médico de un sinnúmero de exámenes?

Me pasa todo el tiempo porque he hablado de hacer más exámenes, pero también hay pruebas que son innecesarias. Por ejemplo, a un paciente no fumador de 40 años no hay para qué hacerle una radiografía de tórax año a año. ¿Qué gano con eso? Nada. Lo único que gano es irradiarlo por gusto, aumentar el riesgo de las consecuencias de la radiación en un paciente sano.

Otro ejemplo común son los marcadores tumorales. Ese es un tema controversial, porque hay marcadores tumorales que son pruebas en sangre; supuestamente están diseñadas para detectar algo temprano, pero en verdad no lo son y muchas veces estas cosas se llaman falsos positivos.

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Entonces, a una persona con gastritis o irritación en el estómago que toma algún antibiótico le puede salir falsamente elevado el marcador tumoral de cosas del estómago no porque tenga un cáncer, sino porque tiene una irritación benigna, producto de un medicamento, y al elevarse el marcador tumoral asusta y genera miedo, gastos, pruebas innecesarias a consecuencia de una prueba que no debía haber sido solicitada en ningún momento, porque no era una buena prueba.

¿Cuál es una buena prueba?

Hay otras pruebas en cambio que sí son buenas. Por ejemplo, para el cáncer de próstata, el antígeno prostático, una prueba que se hace para hombres mayores de 40 años para detectarlo. Es muy buena porque hay muy pocos falsos positivos.

Es verdad que sí se puede elevar en el caso de una prostatitis, pero tener cáncer de próstata y tener un antígeno prostático normal es casi imposible.

Entonces, hay guías de cuándo se debe o no acudir a los marcadores tumorales…

Hay guías, por ejemplo, para el uso de la colonoscopía a partir de los 45 años; ahora es la recomendación mundial que se hace. Entonces, una colonoscopía es el test de elección para descartar cáncer de colon.

Si esa colonoscopía es normal, no hay que repetirla sino en diez años. Pero hacer exámenes de marcadores tumorales para el colon, si están normales, no quiere decir que no puedas tener un cáncer de colon. Entonces, no reemplazaría la necesidad de una colonoscopía.

La prueba CA 125 mide el marcador tumoral para el cáncer de ovario. Foto: Shutterstock

Hay guías que debemos seguir los profesionales de la salud que no siempre se respetan, que a veces se olvidan y acabas con consecuencias no deseadas, o diagnósticos tardíos o pruebas innecesarias, con miedos y sustos que al final del día no acabaron siendo nada.

¿Estas pruebas innecesarias pueden afectar al paciente?

Algunas no son innecesarias, como una prueba de sangre. (Hay otras que) solamente afectan a su bolsillo, porque son costosas. A veces no lo medimos, pero también es una cosa que considerar porque la gente a veces dice: “Hágame todo, que mi seguro me cubre”.

Al final, lo que tiene que entender el paciente es que los seguros de salud no pierden plata con los pacientes; pero, si se comienza a ver un consumo excesivo de recursos, a esos pacientes el día de mañana les comienza a subir el costo de su póliza. Es una bola de nieve.

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Entonces, hay exámenes que no hay que hacerlos y hay otros exámenes que sí podrían ser perjudiciales, como por ejemplo si someto a alguien que no necesita una colonoscopía y resulta que durante la colonoscopía tuviste la mala fortuna de que perforaste el colon. Es un procedimiento invasivo.

O la radiación. No pasa nada con una radiografía de un año, pero si yo me hago veinte radiografías al año por veinte años, y es innecesariamente, a lo mejor sí estoy teniendo una carga de radiación que no necesitaba mi cuerpo.

El paciente escucha al doctor, al especialista. ¿Es complicado tener la certeza de si una persona requiere los exámenes adecuados y que no sean de más?

Me toca confiar, un poco de escoger a tu profesional de la salud de confianza, y la ética de ese profesional es importantísima. (I)

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